Los primeros análisis del último capítulo de la serie.

Mientras llega el análisis de Javier J. Valencia, os dejo con un par de análisis del capítulo 13 de Twin Peaks.

Guilty Bit

Dougie Jones sigue siendo, y lo seguirá siendo hasta el desenlace final, el torpe y atontado destino del Agente Cooper original. Tras un capítulo de ausencia de nuevo tiene cierto protagonismo en la historia. Una historia singular pero que en los detalles está la clave. ¿Y si Twin Peaks estuviera contando su trama de forma desordenada?. Es la teoría más pausible por ciertos detalles que han ido apareciendo en el transcurrir de los capítulos. Nada tiene que ver con lo que se cuenta, y va todo a saltos. Un ejemplo que podría considerarse ligero spoiler. El Agente Cooper, Dougie, en realidad, sale a jugar con su hijo al beisbol. No es que se le dé muy bien, pero sí que es incoherente con lo narrado anteriormente y lo que cuenta el nuevo capítulo. Cooper no llegó a casa justo después de su charla en el desierto con los dueños del casino. ¿Cómo es que aparece en su casa jugando y luego vuelve de nuevo a estar con los ricachones de celebración? Y como esta, si os fijáis, hay más.

Diario crítico

Cuando se comenzó a hablar del retorno de ‘Twin Peaks’ una de las primeras noticias que saltaron fue que Lynch abandonaba el proyecto porque la cadena no iba a invertir el suficiente dinero “para hacer el guión que sentía que tenía que hacer”. Como es lógico al final las diferencias se terminaron y Lynch dispuso de total libertad creativa para hacer lo que le diera la gana. El resultado es la serie más original e imprevisible que se ha emitido nunca, una en la que Lynch está uniendo los diversos ingredientes de todo lo anterior relacionado con este mundo, como la serie original y la película ‘Fuego, camina conmigo’, y además hacer varias valoraciones sobre lo que es ver una ficción o ser un seguidor de ‘Twin Peaks’. En este decimotercer capítulo ha metido una reveladora conversación entre Norma, la dueña del restaurante Doble R, y uno de los empresarios que ha convertido su restaurante en una franquicia de éxito, ‘El doble R de Norma’. Cuesta no pensar en la conversación que mantienen como una copia textual de las posibles negociaciones entre Lynch y Showtime. El empresario le comenta que el hecho de que su producto no venda es que gasta demasiado y cobra poco, y le recomienda que utilice su nombre como gancho, cambiando el nombre del Doble R, por el de ‘El doble R de Norma’. Luego le suelta “Norma eres una artista, pero el amor no siempre genera beneficios” para añadir “desde la junta directiva queremos que te plantees ciertas alternativas sin sacrificar la excelente calidad por la que eres reconocida”. Guiño, guiño, codazo, codazo.

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